No dudamos que nuestras madres lo sabían

Alma 56

Dentro de la iglesia, cuando hablamos de convenios con Dios, usualmente referimos a las ordenanzas, que también son convenios. Pero aquí, se nos acuerda del convenio que hizo el pueblo de Ammón de no tomar armas de guerra. Aunque no fue ordenanza, ellos sin embargo hicieron convenio con Dios. Y la seriedad de este convenio fue tanto que aún en este tiempo de peligro, el profeta de Dios les avisó no violar su convenio. (versículos 6 – 8; véase también Alma 24:17-18)

Hay un sentimiento de entusiasmo juvenil en la respuesta de los hijos de Helaman. Lo reconozco en la espíritu de BYU, con experiencias de mi juventud. Siento que puedo tener este sentimiento aquí entre los jóvenes de Marshall.


Sus madres (de los dos mil joven) enseñaban de que si no dudaban en Dios, Dios los libraran. Esto fue su creencia publica. Esto es lo que enseñaban sus madres. Y sabían que sus madres sabían. Nos gusta hablar de los que vivan por el testimonio de sus padres. Pero muy poco hablamos de los que reciben un testimonio por causa del testimonio de sus padres y sus madres, o los jovenes que tienen un testimonio del testimonio de sus madres.

¿Y sobre cual doctrina o enseñanzas se base de que si confiaron en Dios, ellos estarían entregados de la muerte por mano de Dios?

Esto es la doctrina: Si uno pone su confianza en Dios, Él lo librará.


Al terminar este capitulo, me reflexiona sobre el milagro de los joven ammonitas. Tal vez mejor es no mirar a esto como un milagro increíble (aúnque lo fue), sino mirar lo como una muestra del poder verídico de Dios.

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